
El Valle de los Reyes y el de las Reinas: Moradas para la eternidad de los Faraones. Paloma Aguado García. Madrid, 2023. Editorial Dilema. 364 páginas. ISBN: 978-84-9827-615-2
Paloma Aguado García, doctora en Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid, es Catedrática de Enseñanza Secundaria y Bachillerato –especialidad Historia- y Profesora Asociada del área de Ciencias Sociales en la Facultad de Educación de la UCM. No es la primera vez que se acerca al estudio del antiguo Egipto, si bien ahora nos presenta un trabajo totalmente distinto.
A priori, el título puede resultarnos un poco conocido, pero cuando uno se adentra en su lectura, muchas de las ideas prefijadas que el lector pudiera tener sobre estos dos enclaves arqueológicos desaparecen, y la principal ideal que se desprende es que aún queda mucho por estudiar en estos dos sitios, pues el Valle de los Reyes no es sólo Tutankhamón.
La monografía comienza con una introducción (págs. 13-21), donde se nos exponen las características geomorfológicas del Valle de los Reyes, así como una historia del mismo, incluyendo un mapa con la ubicación geográfica de estas tumbas reales, lo que resulta de gran utilidad para la lectura posterior del libro.
A continuación, el capítulo 1 (págs. 23-51) está dedicado a la arqueología de la muerte. No sólo se analiza la tipología de las distintas tumbas de las dinastías XVIII, XIX y XX, puesto que no hay dos iguales, sino también otros aspectos como la construcción de una tumba, el ritual funerario, la momificación, la decoración y la iconografía presente en las paredes, incluyendo la funcionalidad mágico-religiosa de los temas representados, todo ello acompañado de gran conjunto de imágenes explicativas.
El Capítulo 2 (págs. 53-69) está dedicado al poblado de Deir el Medina, un asentamiento creado por Tutmosis I para albergar a los artesanos encargados de la tarea de la construcción de las necrópolis, y que permaneció en activo hasta la muerte de Ramsés XI, aproximadamente hacia el 1069 a.C., si bien eso no supuso, como indica la autora, la desaparición del lugar, que continuó en el tiempo con otras funciones distintas. A ellos se incluye el estudio de la necrópolis del propio poblado, gracias al análisis de la documentación conservada en el Museo Egipcio de Turín.
El Capítulo 3 (págs. 71-83) se centra en la Historia del Valle de los Reyes y del Reino Nuevo, que sirven de introducción general para el Capítulo 4 (págs. 85-206), que constituye el verdadero núcleo del libro, y donde se estudian una a una todas las tumbas del Valle de los Reyes, siguiendo la numeración establecida en 1827 por John Gardiner Wilkinson, a excepción de la KV 62, la tumba de Tutankhamón, a la que por su importancia se le ha dedicado en exclusiva el Capítulo 5 (págs. 207-214).
En todas y cada una de las descripciones de la tumba, se ha seguido el mismo modelo para facilitar la lectura del libro, y, además, se acompañan dichas descripciones de un importante aparato gráfico, que acerca al lector a las últimas teorías e interpretaciones sobre las distintas tumbas que componen la necrópolis real, en la que destacan las Tumbas de Ramsés I (KV 16), Ramsés III (KV 11) o Seti I (KV 17). También aquí se incluye la tumba doble de Tutmosis I y de su hija Hatshepsut (KV 20).
El Capítulo 6 (págs. 215-272) está dedicado a las distintas explotaciones realizadas en el Valle de los Reyes desde la Antigüedad hasta el siglo XX, aunque fue a partir de los trabajos de Vivant Denon (1747-1825) y de la publicación de los distintos volúmenes de La Description de l´Égypte (1809-1829), cuando se desató una auténtica egiptomanía en toda Europa, que posteriormente dio lugar a la proliferación de estudios y excavaciones, en los que destacaron personajes como Carl Richard Lepsius, Auguste Mariette y el Servicio de Antigüedades Egipcios, Gastón Maspero, Theodore Davis y, por supuesto, Howard Carter, cuyos trabajos son analizados en este capítulo.
El Capítulo 7 (págs. 273-311) está dedicado al Valle de las Reinas, situado al otro lado del Valle de los Reyes, y lugar de descanso para las esposas e hijos de los faraones reinantes. Sigue el mismo esquema que en el caso del Valle de los Reyes a la hora de estudiar este lugar, poco conocido para muchos, pero donde se encuentran verdaderos tesoros del arte egipcio, como las Tumbas de Nefertari (QV 66) o Tuya (QV 80).
El Capítulo 8 (págs. 313-332) es una reflexión final sobre la arqueología del Valle de los Reyes y de las Reinas. Por ejemplo, la ausencia de las tumbas de Tutmosis II, esposo de Hatshepsut, de Ramses VIII, de Nefertiti, esposa de Ramsés II, o de Ankhesenamón, la consorte de Tutankhamón, que aún no han sido descubiertas, con lo que en realidad, tal y como bien sostiene la autora, estos dos yacimientos arqueológicos aún pueden aportar nuevos datos para la Historia de Egipto. A este respecto, es interesante que en el libro se incluyan los recientes hallazgos en el Valle (tumbas KV 63 y KV 64) y las últimas teorías e interpretaciones de Nicholas Reeves acerca de la existencia de una cámara oculta en la tumba de Tutankhamón, o los trabajos de búsqueda de la tumba de Nefertiti.
Y finalmente los nuevos proyectos que se están realizando sobre estos lugares, como el Theban Mapping Project, encargado no sólo de evaluar el estado de conservación y los factores de riesgo que inciden en el mismo (incluida la afluencia de turistas), sino también de documentar exhaustivamente el patrimonio del valle con el uso de las últimas tecnologías.
Para finalizar, la autora ha introducido, acertadamente, dos apéndices que ayudan al lector de esta obra, el primero contiene sendos listados de las tumbas de ambos valles, mientras que el segundo consiste en el árbol genealógico de las dinastías XVIII, XIX y XX. Y tras ello una actualizada y exhaustiva bibliografía (págs. 343-363).
En definitiva, hay que agradecer tanto a la autora como a la Editorial Dilema la aparición de este libro que, de una parte, tiene una gran importancia científica porque se trata de una obra puesta al día, que recoge todas las investigaciones sobre el Valle de los Reyes y de las Reinas, y en español hay pocas obras al respecto. Por otra parte, el valor divulgativo de la obra, escrita con un lenguaje sencillo, que acerca la investigación a todo tipo de público, que, sin duda, podrá disfrutar de la lectura del mismo e, incluso, puede servir como guía de viaje para aquellos que, tras su lectura, sienta la necesidad de visitar y observar directamente las tumbas que magníficamente ha descrito la autora.